¿Anhelas que suceda algo novedoso en tu vida?
¿Tu mirada suele estar fija en el nuevo objetivo que definiste, pero quizás te parezca que permanece inalcanzable aunque camines y camines hacia su dirección?
¿Dónde debería estar puesta tu atención?
Pese a que ahora busques con anhelo una nueva perspectiva, esta siempre ha permanecido frente a tus ojos todo el tiempo. Hacia adonde sea que creas que te dirijas, el horizonte de tu vida estará allí, frente a ti, sereno e inalcanzable.
Apenas se requiere que fijes tu atención en él y lo mantengas en foco mientras camines hacia su encuentro. En tu ilusión humana, quizás tengas la sensación de que se acerca entretanto mientras tú avanzas.
Más sin embargo, cuando creas que estés cerca de alcanzarlo, nunca le llegas porque pareciera que siempre está a un paso delante de ti.
Quizás sería bueno que te dieras cuenta que el horizonte que guía tus pisadas, es solo la excusa perfecta que la vida te colocó para obligarte a construir tu propio camino.
Para fabricarlo, no quedaría más remedio que ajustar la marcha en función del paisaje actual que te rodee, tal vez eludiendo obstáculos – algunos menores y otros mayores – para poder seguir adelante.
Ese es el momento en que la vida pide que pongas toda tu intención y atención en tu presente, en vivir en el Ahora.
Cuando fijes tu interés en todo aquello que se requiere para poder avanzar, si estás atento, es probable que descubras que el horizonte hacia el cual te dirigías era solo la excusa perfecta para obligarte a poner plena atención en la construcción de tu propio sendero «en tiempo presente».
Al construir «la senda del ahora», el espejismo del horizonte – que en síntesis es «mañana» – se esfuma y solo queda lo único que debería importarte: la huella fresca que dejaste al dar el último paso y la firme pisada que estés por dar al consolidar el polvo suelto de tu presente.
Mario Liani
Foto portada por Sarah Richter en Pixabay.com