¿Es importante determinar si tu hijo es Índigo?
Los Niños Índigo, antes de ser abordados como índigos, deben ser tratados como lo que son: niños en proceso de crecimiento y aprendizaje.
Por consiguiente, tienen que ser guiados de manera que no afectemos el desarrollo de sus talentos naturales y potenciemos las cualidades que tengan, en función de la misión de vida de cada cual.
Si partimos de la premisa que el 80 a 90% de los niños que actualmente nacen son índigos (casi todos, según se ha afirmado en reiteradas ocasiones), lo más importante es darles una tutela formativa acorde a las características intrínsecas e individuales de cada uno, sin importar si son índigo o no.
Índice del contenido del artículo:
¿Cómo son los Niños Índigo?
Los Niños Índigo fueron así denominados porque su campo energético vibra dentro de una cierta gama de colores o frecuencias áuricas que indican alta sensibilidad, inteligencia emocional muy desarrollada, expansión de consciencia y elevada evolución espiritual.
Gran parte de las características asociadas a los Niños Índigo o Niños de la Nueva Era, se relacionan con tendencias afines a la hiperactividad y al déficit de atención. Sin embargo, no todos los niños que presentan estos síntomas son Niños Índigo… ni todos son hiperactivos o dispersos.
Basado en las investigaciones que he venido adelantando, he observado que la “tipología índigo” viene caracterizada por ciertos patrones conductuales que he podido comprobar reiteradamente a través de la Numerología, tomando en cuenta una serie de características numerológicas asociadas a sus nombres y fechas de nacimiento.
Tales rasgos de conducta se relacionan con 4 tipologías que los investigadores del tema han tipificado así: el Humanista, el Conceptual, el Artista y el Inter-Dimensional.
Niño Índigo HUMANISTA
Persona amante de la libertad, extremadamente comunicativa y sociable, con facilidad para trabajar con las masas.
Niño Índigo CONCEPTUAL
Persona sagaz, racional y teórica, más interesada en proyectos e ideas conceptuales que en relaciones sociales.
Niño índigo ARTISTA
Persona sensitiva, versátil, polifacética y creativa, inclinada hacia el arte en todas sus facetas comunicativas.
Niño Índigo ÍNTER-DIMENSIONAL
Persona con tendencias simultáneas hacia lo conceptual y lo humanista, con facilidad para consolidar grandes ideas ante amplios grupos sociales.
Un estudio natal para comprender los rasgos índigo
Como lo expliqué con anterioridad, realizo un detallado estudio natal numerológico a partir de los datos de nacimiento de la criatura. Dicho análisis contiene las características conductuales del niño y como deberían ser abordadas e integradas a cada uno de los períodos cíclicos que le toque vivir, según sea su Misión de Vida.
Es importante destacar que dicho estudio representa la proyección futura de los modelos conductuales de la criatura (recién nacido, niño, niña o adolescente), que empezarán a manifestarse a medida que crezca y consolide su personalidad, hecho que debería ocurrir a partir de los 30 años de edad.
Los rasgos conductuales descritos en el estudio se corresponderían a los de un adulto. Sin embargo, guardando las consideraciones del caso, el germen del comportamiento maduro estará contenido en los modelos conductuales de este niño, niña o adolescente y se irá revelando y consolidando con el paso del tiempo.
Explicándolo mejor, leer dicho estudio equivaldría a mirar la foto de un árbol que haya alcanzado su pleno potencial… mientras se sostiene en la mano la semilla de dicha especie.
Al disponer de una referencia futura (la foto del árbol), el jardinero sembrará la semilla e irá guiando la recién brotada planta con todos los cuidados posibles, procurando adelantarse a los inconvenientes que puedan presentarse, gracias al previo conocimiento del potencial de crecimiento de la planta: la abonaría regularmente, la cuidaría de la invasión de plagas conocidas, pondría tutores para que la planta creciera recta y podaría todo lo necesario para dar forma a la copa de la planta, evitando crecimientos excesivos y manteniendo un volumen acorde al tamaño.
Aplicando esta metáfora al ser humano, los padres de la criatura – gracias al previo conocimiento de los potenciales conductuales del niño o niña – procurarían adelantarse a los posibles aspectos contradictorios señalados en el estudio, suavizándolos o minimizándolos con el objetivo de que la criatura pudiera aprender a desarrollar el rasgo opuesto, que suele ser positivo.
Por ejemplo, una persona que es muy segura de sí, podría proyectar un fuerte individualismo que a la larga se convertiría en una actitud dominante y ególatra, creando situaciones sociales adversas para la persona y su entorno.
Por tanto, aconsejaríamos que los padres de la criatura procuraran usar el diagnóstico para corregir amorosamente los aspectos contradictorios, buscando que el niño o la niña recibiera una visión equilibrada de los aspectos conductuales presentes, así como aquellos que pudieran estar deficientes.
En el ejemplo anterior, los padres harían ver a la criatura que el lado opuesto al individualismo es la cooperatividad, cuya práctica debiera ser incentivada por ellos hasta que el niño pudiera convertir su limitación en una habilidad.
Guiando a nuestros hijos, sean índigo o no
Desde mi punto de vista, aunque un niño sea índigo o no, nuestra misión consistiría en guiarle lo mejor posible dentro del rol humano y social que desempeñará, ayudándole a entenderse a sí mismo y a integrarse a la sociedad. Lo demás, aquella parte de sensacionalismo que envuelve el mito índigo, no tendría más importancia que su estabilidad emocional y su capacidad de arraigo a este plano. Sin estos elementos, la criatura no tendría el equilibrio necesario para administrar las capacidades índigo.

Recordemos que el niño índigo viene a este plano a construir un nuevo modelo de sociedad y para lograrlo, necesita conectarse con las emociones humanas. Nosotros, como padres, podemos guiarle mejor si sabemos que tipo de parámetros emocionales viene a trascender nuestro hijo.
Moldeando conductas
En el transcurso de la misión que desempeño, he ayudado a activar cambios en modelos de conducta adulta, lo cual es mucho más difícil de lograr que en niños, pues estos últimos son como dóciles varas de bambú que pueden ser dobladas y modeladas con mayor facilidad.
Es conveniente tener presente que cada ser humano acude a este mundo con un programa de predestinación que implica nacer en un determinado lugar, donde ocurrirá todo lo que tenga que ocurrir para que pueda aprender (apoyado por sus padres, educadores y por sus propios medios) lo que sea necesario en beneficio de su proceso evolutivo.
El moldeado de la conducta de un niño deben hacerlo en conjunto padres y educadores, administrando sus habilidades para que siempre prevalezcan los rasgos positivos y las debilidades se transformen en fortalezas.
Se debe tener presente que la personalidad no se consolida completamente hasta que el niño o joven alcanza una edad adulta. De hecho, las alteraciones de conducta no se evidencian durante la niñez, puesto que los niños suelen llevar una vida protegida por adultos que tienden a aislarlos de posibles situaciones conflictivas.
Por tanto, queda claro que toda la información que nosotros podamos recabar sobre las pautas de comportamiento personales de nuestros hijos, será de vital importancia para su educación y evolución general.
Es nuestra responsabilidad buscar toda la información que podamos mientras estemos a tiempo de realizar ese delicado trabajo de modelado. Recordemos que ellos, nuestros Niños Índigo, nos escogieron para mostrarles el camino y ayudarles a trascender su Misión.
Mario Liani
Foto por Rene Bernal en Unsplash.com